jueves, 29 de julio de 2021

01.11.2015 - 29.07.2021

 Querido lector:


Durante seis años me he dedicado a darle a la poesía un nuevo lugar entre la gente. No me corresponde a mí averiguar si ha surtido o no efecto, pero lo cierto es que me encuentro más que satisfecho con la labor realizada. 


Espero que encuentres en este blog ese pequeño rincón para la literatura que andabas buscando.


Y por favor, no olvides que la poesía tiene mil formas.


Un afectuoso abrazo,


el poeta tras el telescopio.

viernes, 21 de mayo de 2021

Breve relato de otro mundo: "Exilio"


Edmond Hamilton escribió terror, realismo, fantasía. A él se le atribuye, junto a Edward Smith, la creación del space opera. En otras palabras: un imprescindible de la Ciencia Ficción.

Y si no me creen, lean el siguiente relato, considerado como lo mejor de su autoría.

Y no es para poco...


Exilio


¡Lo que daría por no haber hablado de Ciencia Ficción aquella noche! Si no lo hubiéramos hecho, en estos momentos no estaría obsesionado con esa bizarra e imposible historia que nunca podría ser comprobada ni refutada.


Pero tratándose de cuatro escritores profesionales de relatos fantásticos, supongo que el tema resultaba ineludible. A pesar de que logramos posponerlo durante toda la cena y los tragos que tomamos después, Madison, gustoso, contó a grandes rasgos su partida de caza, y luego Brazell inició una discusión sobre los pronósticos de los Dodgers. Más tarde me vi obligado a desviar la conversación al terreno de la fantasía.


No era mi intención hacer algo así. Pero había bebido un escocés de mas, y eso siempre me vuelve analítico. Y me divertía la perfecta apariencia de que los cuatro éramos personas comunes y corrientes.


—Camuflaje protector, eso es —anuncié—. ¡Cuánto nos esforzamos por actuar como chicos buenos, normales y ordinarios!


Brazell me miró, un poco molesto por la abrupta interrupción.


—¿De qué estás hablando?


—De nosotros cuatro —respondí—. ¡Qué espléndida imitación de ciudadanos hechos y derechos! Pero no estamos contentos con eso… Ninguno de nosotros. Por el contrario, estamos violentamente insatisfechos con la tierra y con todas sus obras; por eso nos pasamos la vida creando uno tras otro, mundos imaginarios.


—Supongo que el pequeño detalle de hacerlo por dinero no tiene nada que ver —inquirió Brazell escéptico.


—Claro que sí—admití—. Pero todos creamos nuestros mundos y pueblos imposibles muchísimo antes de escribir una sola línea, ¿verdad?, incluso desde nuestra infancia, ¿no? por eso no estamos a gusto aquí.


—Nos sentiríamos mucho peor en alguno de los mundos que describimos —replicó Madison.


En ese momento, Carrick, el cuarto del grupo, intervino en la conversación. Estaba sentado en silencio como de costumbre, copa en la mano, meditabundo, sin prestarnos atención.


Carrick era raro en muchos aspectos. Sabíamos poco de él, pero lo apreciábamos y admirábamos sus historias. Había escrito relatos fascinantes, minuciosamente elaborados en su totalidad sobre un planeta imaginario.


—Lo mismo me ocurrió a mí en una ocasión —dijo a Madison.


—¿Qué? —pregunto Madison.


—Lo que acabas de sugerir… Una vez escribí un relato sobre un mundo imaginario y luego me vi obligado a vivir en él –contestó Carrick.


Madison soltó una carcajada.


—Espero que haya sido un sitio más habitable que los escalofriantes planetas en los que yo planteo mis embustes.


Carrick ni siquiera sonrió.


—De haber sabido que viviría en él, lo habría creado muy distinto —murmuró.


Brazell, tras dirigir una mirada significativa a la copa vacía de Carrick, nos guiñó un ojo y pidió con voz melosa:


—Cuéntanos como fue, Carrick.


Carrick no apartó la mirada de la copa mientras la giraba entre sus dedos al hablar. Se detenía entre una frase y otra.


—Sucedió inmediatamente después de que me mudara junto a la Gran Central de Energía. A primera vista, parecía un lugar ruidoso, pero, en realidad, se vivía muy tranquilo en las afueras de la ciudad. Y yo necesitaba tranquilidad para escribir mis historias.


»Me dispuse a trabajar en la nueva serie que había comenzado, una colección de relatos que ocurrirían en aquel mundo imaginario. Empecé por crear detalladamente todas las características físicas de ese mundo y del universo que lo contenía. Pasé todo el día concentrado en ello. Y cuando terminé ¡Algo en mi mente hizo clic!


»Esa breve y extraña sensación me pareció una súbita materialización. Me quedé allí, inmovilizado, al tiempo que me preguntaba si estaría enloqueciendo, pues tuve la repentina seguridad de que el mundo que yo había creado durante todo el día acababa de cristalizar en una existencia concreta en alguna parte.


»Por supuesto, ignoré esa extraña idea, salí de casa y me olvidé del asunto. Pero al día siguiente sucedió de nuevo. Dediqué la mayor parte del tiempo a la creación de los habitantes del mundo de mi historia. Sin duda los había imaginado humanos, aunque decidí que no fueran demasiado civilizados pues eso imposibilitaría los conflictos y la violencia indispensable para mi trama.


»Así pues había gestado mi mundo imaginario, un mundo de gente que estaba a medio civilizar. Imaginé todas sus crueldades y supersticiones. Erguí sus bárbaras y pintorescas ciudades. Y, justo cuando terminé, aquel clic resonó de nuevo en mi mente.


»Entonces sí me asuste de verdad pues sentí con mayor fuerza que la primera vez esa extraña convicción de que mis sueños se habían materializado para dar paso a una realidad sólida. Sabía que era una locura; sin embargo, en mi mente tenía la increíble certeza. No podía abandonar esa idea.


»Traté de convencerme de descartar tan loca convicción. Si en verdad había creado un mundo y un universo con solo imaginarlos, ¿dónde se hallaban? Desde luego no en mi propio cosmos. No podría contener dos universos…, completamente distintos el uno del otro.


»Pero, ¿y si ese mundo y este universo de mi imaginación se habían concretado en la realidad en otro cosmos vacío? ¿Un cosmos localizado en una dimensión diferente a la mía? ¿Uno que contuviera solamente átomos libres, materia informe que había adquirido forma hasta que, de alguna manera, mis concentrados pensamientos les hicieron tomar las imágenes que yo había soñado?


»Medité esa idea de la extraña manera en que se aplican las leyes de la lógica a las cosas imposibles. ¿Por qué los relatos que yo imaginaba no se habían vuelto realidad en ocasiones anteriores y solo ahora habían empezado a hacerlo? Bueno, para eso había una explicación plausible. Vivía cerca de la Gran Central de Energía. Alguna insospechada corriente de energía emanada de ella dirigía mi imaginación condensada, como una fuerza súper amplificadora, hacia un cosmos vacío donde conmocionó la masa informe y la hizo apropiarse de las formas que yo soñaba.


»¿Creía en eso? No. Por supuesto que no, pero lo sabía. Hay una diferencia entre el conocimiento y la creencia; como alguien dijo: “Todos los hombres saben que algún día morirán y ninguno cree que llegara ese día”, pues conmigo ocurrió lo mismo. Me daba cuenta de que no era posible que mi mundo fantástico hubiese adquirido una existencia física en un cosmos dimensional diferente, aunque, al mismo tiempo, yo tenía la extraña convicción de que así era.


»Y entonces se me ocurrió algo que me pareció entretenido e interesante. ¿Y si me creaba a mí mismo en ese otro mundo? ¿También seria yo real en él? Lo intenté. Me senté en mi escritorio y me imaginé a mí mismo como uno más entre los millones de individuos de ese mundo ficticio; pude crear todo un trasfondo familiar e histórico coherente para mí en aquel lugar. ¡Y algo en mi mente hizo clic!”


Carrick hizo una pausa. Todavía contemplaba la copa vacía que agitaba lentamente entre sus dedos.


Madison le incitó a continuar:


—Y seguro despertaste allí y una hermosa muchacha se acercó a ti y preguntaste “¿dónde estoy?”


—No sucedió así —respondió Carrick sombrío—. No fue así en absoluto, desperté en ese otro mundo, sí. Pero no fue como un despertar real. Simplemente, aparecí allí de repente.


»Seguía siendo yo, pero era el yo imaginado por mí para ese otro mundo. Se trataba de otro yo que siempre había vivido allí…., del mismo modo que sus antepasados. Verán, yo lo había creado todo.


»Y mi otro yo era tan real en el mundo imaginario creado por mí como lo había sido en el mío propio. Eso fue lo peor. Todo en ese mundo a medio civilizar era tan vulgar dentro de su realidad…»


Hizo una pausa.


—Al principio, me resultó extraño. Caminé por las calles de aquellas bárbaras ciudades y miré los rostros de las personas con un imperioso deseo de gritar en voz alta: “¡Yo los imaginé a todos! ¡Ninguno de ustedes existía hasta que yo los soñé!”.


»Sin embargo, no lo hice. No me habrían creído. Para ellos, yo no era más que un miembro insignificante de su raza. ¿Cómo podían creer que ellos, sus tradiciones y su historia, su mundo y su universo, habían surgido súbitamente gracias a mi imaginación?


»Cuando cesó mi turbación inicial, me desagradó el lugar. Lo había creado demasiado bárbaro. Las salvajes violencias y crueldades que me habían parecido tan seductoras como material para una historia, eran aberrantes y repulsivas en mi propia carne. Sólo deseaba volver a mi mundo.


»¡Y no pude regresar! No había forma. Tuve la vaga sensación de que podría imaginarme de vuelta en mi mundo así como había imaginado mi viaje a ese otro. Pero fue en vano. La extraña fuerza que había propiciado el milagro no funcionaba en la dirección contraria.


»La pasé bastante mal al percatarme de que estaba atrapado en un mundo desagradable, extenuado y bárbaro. Primero pensé en suicidarme. Sin embargo, no lo hice. El hombre se adapta a todo. Y yo me acoplé lo mejor que pude al mundo creado por mí.»


—¿Qué hiciste allí? Quiero decir: ¿Qué función cumpliste? —preguntó Brazell


Carrick se encogió de hombros.


—No dominaba las habilidades y destrezas del mundo que había creado. Solo poseía mi propio oficio… el de contar historias.


Empecé a reír.


—¿No querrás decir que empezaste a escribir historias fantásticas?


El asintió, sombrío.


—No me quedó más remedio. Era lo único que podía hacer. Escribí historias sobre mi propio mundo real. Para esa gente, mis relatos eran de una imaginación desbordante… y les gustaron.


Nos echamos a reír. Pero Carrick permaneció mortalmente serio.


Madison llevó la broma hasta sus últimas consecuencias.


—¿Y cómo te las arreglaste para regresar finalmente a casa desde ese otro mundo que habías creado?


—¡Nunca regresé a casa! —respondió Carrick con un amargo suspiro.

lunes, 26 de abril de 2021

Lhasa de Sela - El desierto

 



He venido al desierto pa' reírme de tu amor,

que el desierto es más tierno y la espina besa mejor.


He venido a ese centro de la nada pa' gritar

que tú nunca mereciste lo que tanto quise dar.


He venido yo corriendo olvidándome de ti.

Dame un beso, pajarillo y no te asustes, colibrí.


He venido encendida al desierto pa' quemar,

porque el alma prende fuego cuando deja de amar.




viernes, 5 de marzo de 2021

Un huevo

Fue un accidente de auto. Nada particularmente destacable, pero fatal sin duda. Dejaste a una esposa y dos hijos. Los paramédicos hicieron su mejor esfuerzo por traerte de vuelta, pero no había nada que hacer. Tu cuerpo estaba completamente destrozado, fue mejor así, créeme.

Y entonces me viste.

—¿Qué… qué ocurrió? —me preguntaste—, ¿dónde estoy?

—Moriste —te dije de una vez. No hay por qué andar con rodeos.

—Había un… un camión, y se estaba saliendo del camino…

—Un choque.

—¿Morí?

—Pero no te sientas mal por eso. Todos mueren.

Miraste alrededor. No había nada, sólo tú y yo. —¿Qué es este lugar? —me preguntaste—. ¿Es lo que hay después de la vida?

—Más o menos —te respondí.

—¿Eres Dios?

—Sí, lo soy —te dije, para tu estupefacción.

—Mis hijos… mi esposa…

—¿Qué con ellos?

—¿Estarán bien?

—Me gusta eso. Apenas moriste y tu mayor preocupación es tu familia. Eso es bueno.

Me miraste fascinado. Para ti no me veía como Dios, me veía como cualquier hombre. Alguna vaga figura de autoridad. Más un profesor de gramática que el Todopoderoso.

—No te preocupes —te dije—, estarán bien. Tus hijos te recordarán como alguien perfecto en todos los sentidos. No tuvieron tiempo para guardarte algún rencor. Tu esposa se lamentará en público, pero secretamente sintiéndose aliviada. Para ser sincero, tu matrimonio estaba desmoronándose. Si te sirve de consuelo, se sentirá muy culpable por sentirse aliviada.

—Ah… Entonces, ¿qué pasa ahora?, ¿podré ir al Cielo o al Infierno o algo así?

—A ninguno. Reencarnarás.

—Vaya —murmuraste—, los hindúes tenían razón.

—Todas las religiones tienen razón a su manera. Ven conmigo.

Seguiste preguntando mientras paseábamos por el vacío. —¿Dónde vamos?

—A ningún lugar en particular. Es agradable caminar mientras hablamos.

—¿Cuál sería el punto de esto? —no demoraste en preguntarme—. Cuando renazca, seré como un pizarrón en blanco, ¿no? Un bebé. Y así toda mi experiencia y lo que hice en esta vida no importará.

—Te equivocas, tienes contigo el conocimiento y experiencias de todas tus vidas pasadas, sólo que no lo recuerdas ahora mismo —paré de caminar y te tomé por los hombros—. Tu alma es más hermosa, magnífica y gigante de lo que puedas imaginar. Una mente humana puede contener apenas una fracción de lo que eres. Es como meter tu dedo en un vaso de agua para ver si está caliente o frío. Pones una pequeña parte de ti en el vidrio, y cuando lo quitas, consigues toda la experiencia que tenía.

»Has sido un humano por los últimos 34 años, en estos instantes no puedes sentir el resto de tu inmensa conciencia. Pero si nos quedáramos aquí por más tiempo, comenzarías a recordar todo. Claro que no tendría sentido hacer eso entre cada vida.

—Supongo que habré reencarnado infinidad de veces…

—Oh sí, muchas veces, y en muchas vidas distintas. Esta vez reencarnarás en una campesina china del año 540 d. C.

—No, ¿qué? —tartamudeaste—, ¿me enviarás al pasado?

—Pues, técnicamente. El tiempo, como lo conoces, sólo existe en tu universo. Las cosas son diferentes de donde vengo.

—¿De dónde vienes? —curioseaste.

—¡Oh claro! —te empecé a explicar—. Vengo de algún lugar… un lugar distinto a éste. Donde hay otros como yo. Sé que querrás saber cómo es ahí, pero sinceramente no entenderías.

Estabas algo decepcionado. —Pero en tal caso, si reencarno en otros lugares y épocas, ¿podría interactuar conmigo mismo en algún momento?

—Seguro. Ocurre todo el tiempo. Con ambas vidas sólo preocupadas de su propia existencia, nunca te percatas de ello.

—¿Cuál sería el punto? —reiteraste.

—¿Lo dices en serio?, ¿me preguntas por el sentido de la vida?… ¿No te parece muy trillado?

—Es una pregunta razonable —insististe.

Te miré a los ojos. —El sentido de la vida, la razón por la que hice este gran universo, es para que madures.

—¿Te refieres a la raza humana?, ¿quieres que maduremos?

—No, sólo tú. Hice este universo para ti. Con cada nueva vida creces y maduras, y aumentas tu intelecto.

—¿Qué hay de los demás?

—No hay nadie más —te dije—. En este universo, no existe nada más que tú y yo.

Palideciste. —Pero toda la gente en la Tierra…

—Todos son tú. Diferentes encarnaciones de ti.

—Espera, ¡¿soy todos?!

—Ahora lo vas entendiendo —te dije, con una palmadita de felicitación en la espalda.

—¿Soy cada humano que ha vivido?

—O que vivirá, sí.

—¿Soy Abraham Lincoln?

—Y eres John Wilkes Booth, también —agregué.

—¿Soy Hitler? —me preguntaste, cohibido.

—Y eres los millones que mató.

—¿Soy Jesús?

—Y eres cada uno que cree en él. —Quedaste en silencio.

Cada vez que victimizaste a alguien —empecé—, te victimizaste a ti. Cada acto de bondad que has hecho, te lo hiciste a ti. Cada momento feliz y triste que ha sido experimentado por cualquier ser humano, fue, o será, experimentado por ti.

—¿Por qué?

—Porque algún día serás como yo. Porque eso es lo que eres, uno de mi clase. Eres mi hijo.

—Vaya… —me dijiste incrédulo—. ¿Quieres decir que soy un dios?

—No, aún no. Eres un feto. Seguirás creciendo. Una vez que hayas vivido cada vida humana en todos los tiempos posibles, habrás crecido lo suficiente para nacer.

—Entonces todo el universo —me dijiste— es…

—Una especie de huevo —te respondí—. Ahora es tiempo de irte a tu próxima vida.

Y con eso, te envié hacia tu destino.


Fuente: https://www.misteryinternet.com/2015/04/un-huevo.html

viernes, 12 de febrero de 2021

Rafa de la Rosa: excelencia del relato


El mundo de la literatura es un mundo amplio, complejo, con demasiadas sendas abiertas como para poder abarcarlas todas.

Una de esas sendas lleva por nombre Rafael de la Rosa, quien además de a la literatura se dedica a la neurobiología. 

Su obra se centra en la fantasía, en mundos imposibles, en la ciencia ficción. En fin, en transportar al lector a sitios que nunca imaginaría.


He de admitir mi absoluta rendición ante sus microrrelatos. Personalmente me evocan a Cortázar. Sí, Cortázar. Quizás por esa sutileza de la palabra bien escogida o por esos finales inesperados que, como no podía ser de otra manera, consiguen que quieras leer otro y otro, hasta acabar por leer su obra completa.

Y como no podía ser de otra manera, os dejamos con dos pequeñas historias de su autoría:


El Chamán abrió los ojos.

-Los dioses me han hablado: el enemigo llegará esta noche.

- ¿Por el norte? ¿Vendrán por el desierto del este? ¿Vienen de Nelia, de Steriah? ¿De dónde? -preguntó desesperado el gobernante.

El Chamán señaló el cielo:

-De las estrellas.

____________________________


-Sálvanos -le pidió la princesa desde el otro lado del portal-. Ven a mi mundo y sálvanos de la oscuridad.

Sin dudarlo, cruzó el umbral a un mundo de maravillas.

Pero nadie le avisó de que habría una presión atmosférica cien veces superior a la nuestra y, nada más cruzar, murió.



lunes, 11 de enero de 2021

Jesús Lizano: Misticismo Libertario



De donde no hay no se puede sacar. Pero de donde hay, ¿cuándo es conveniente parar?

Tanto es Jesús Lizano, nacido y muerto en la ciudad de Barcelona (1931 - 2015) y de un carácter y personalidad tan propios que no parecen de este mundo. Estudió filosofía, fue profesor de instituto y escribió toda clase de literatura, desde poesía, en la que cultivó todo tipo de estilos, hasta diario reflexivo.




Su obra, caracterizada por un lenguaje de calle, posee una fuerza tal que resulta imposible recomendar un único extracto de ella. Por ello, compartimos dos poemas.

Disfrútenlos.

PD: Léanlo, no tiene pérdida.


Mamíferos

Yo veo mamíferos.
Mamíferos con nombres extrañísimos.
Han olvidado que son mamíferos
y se creen obispos, fontaneros,
lecheros, diputados. ¿Diputados?
Yo veo mamíferos.

Policías, médicos, conserjes,
profesores, sastres, cantautores.
¿Cantautores?
Yo veo mamíferos…

Alcaldes, camareros, oficinistas, aparejadores
¡Aparejadores!
¡Cómo puede creerse aparejador un mamífero!
Miembros, sí, miembros, se creen miembros
del comité central, del colegio oficial de médicos…
académicos, reyes, coroneles.
Yo veo mamíferos.

Actrices, putas, asistentas, secretarias,
directoras, lesbianas, puericultoras…
La verdad, yo veo mamíferos.
Nadie ve mamíferos,
nadie, al parecer, recuerda que es mamífero.
¿Seré yo el último mamífero?
Demócratas, comunistas, ajedrecistas,
periodistas, soldados, campesinos.
Yo veo mamíferos.

Marqueses, ejecutivos, socios,
italianos, ingleses, catalanes.
¿Catalanes?
Yo veo mamíferos.

Cristianos, musulmanes, coptos,
inspectores, técnicos, benedictinos,
empresarios, cajeros, cosmonautas…
Yo veo mamíferos.


Rara síntesis

Todo lo encuentro raro,
muy raro,
absurdo, muy absurdo.
No salgo del asombro.
Y qué asombro tan raro,
tan raro y tan absurdo.
Claro:
todos me encuentran raro.
Y qué absurdo
que todos me encuentren raro.
Y qué asombro
que no se vean raros
y absurdos.
Es muy raro
que vivan sin asombro,
que no vean lo raro
y lo absurdo
que es un vivir tan raro.
Todo es raro, muy raro.
Qué universo tan raro
y qué asombro
y qué morir tan absurdo
y tan raro.
Qué asombro tan absurdo
y qué absurdo tan raro.
Claro:
Todos me encuentran raro. 


miércoles, 2 de diciembre de 2020

2020: Adiós, Rigoberta, adiós...




Quizá este año les deje un mal recuerdo a muchos, pero para mí ha sido el año de Rigoberta Bandini. Por supuesto, no es algo definitorio, pero hay que considerar que publicó su primera canción durante el ya archiconocido confinamiento. Y eso, amigos, no es fácil de olvidar.


No está de más decir que la letra bien resume toda la incertidumbre y reflexiones por las que hemos pasado todos y que, de alguna manera, nos está sirviendo para remendar errores (o al menos para valorar según qué cosas).


Su nombre real es Paula y su música no es de este mundo.


Gracias por estar.


Nos vemos pronto.



Nadie habrá que pueda renunciar después a un baño en aquel lago.

Nadie habrá que pueda renunciar después a un beso tan bien dado.

No habrá en la Tierra un solo ser que menosprecie los abrazos.

Ya no habrá dudas al prever que de esa fiesta no nos vamos.

Ni de ninguna más.

Jamás.


Nadie habrá que pueda renunciar después a un picnic en la playa.

Nadie habrá sin ganas de saltar al sol y abrazar a las cabras.


Tú nacerás en un presente en el que el mundo es un regalo.

Y sé que te preguntarás:

"¿A estos qué mosca les ha picado?".


No había nadie preparado para dejar de avanzar.


Nadie nos había contado quiénes somos de verdad.


Nadie podía sospechar que seríamos tan torpes.


Y es que el universo es paz y nosotros damos golpes.


Nadie habrá que pueda renunciar después a un magnum almendrado.

Nadie habrá sin ganas de bailar después la conga en cualquier lado.

No habrá en la Tierra un solo ser que menosprecie los abrazos.

Ya no habrá dudas al prever que de esa fiesta no nos vamos.

Ni de ninguna más.

Jamás.