lunes, 27 de marzo de 2017

Pablo Picasso: pintor, escultor y poeta


Pablo Picasso, además de pintor, fue poeta. Y es que durante veinticuatro años, desde 1935, el famoso malagueño experimentó con las letras de diversas formas, desde una escritura automatizada, escribiendo palabras sin mucha correlación entre sí, hasta textos con mayor preocupación por lo que se decía.

Llegó a decirle a Jaume Sabartés, amigo y poeta, que estaba dispuesto "a dejarlo todo, la pintura, la escultura, el grabado y la poesía, para dedicarse exclusivamente al canto". 

En 1989 la editorial Gallimard publica Écrits, descubriendo el mundo una faceta del pintor hasta entonces desconocida. En ese libro se puede apreciar la diversidad de los poemas de Picasso, diversidad por la que también se caracterizaba su obra plástica.



En este documento se pueden leer 50 poemas suyos, donde además viene una introducción a modo de contextualización de Antoni Gelonch-Viladegut. Uno de esos 50 poemas es el siguiente:

9 de abril de 1936

(I)

es el tono verde almendra la mar de difícil risa alhelí caracola haba vidrio negrata silencio pizarra corolario níspero payaso

(II)

es la mar risa caracola de difícil alhelí tu almendra negrata haba vidrio silencio pizarra el verde payaso corolario

(III)

ventana negrata silencio mar pizarra verde haba de risa es el alhelí caracola payaso tu corolario

(IV)

negrata haba silencio verde caracola pizarra tu almendra mar alhelí el vidrio corolario es de risa

(V)

corolario es tu risa caracola mar alhelí pizarra el verde negrata silencio vidrio almendra


Y aún queda algo más: una declaración un tanto amarga. Creo que puede resultar más interesante este texto que cualquier otra obra, poema o libro que rodee la figura de nuestro protagonista, puesto que, tratándose de una declaración, son palabras salidas de la boca del propio artista y por lo tanto, además de interesantes, son necesarias para entender su arte, ya literario, ya plástico. Helas aquí:

“Cuando yo era joven, igual que todos los jóvenes, tuve la religión del arte, del gran arte; pero con el correr de los años me he dedo cuenta de que el arte, tal y como se lo concebía hasta finales de 1800, está ya acabado, moribundo, condenado, y que la pretendida actividad artística, con todo su florecimiento, no es más que la manifestación multiforme de su agonía. Los hombres se apartan, se desinteresan cada vez más de la pintura, de la escultura, de la poesía; aparte de las apariencias contrarias, los hombres de hoy tienen puesto su corazón en otra cosa muy distinta: las máquinas, los descubrimientos científicos, la riqueza, el dominio de las fuerzas naturales, y de todos lo territorios del mundo. Nosotros ya no sentimos el arte como una necesidad vital, una necesidad espiritual, como era el caso de los siglos pasados.

Muchos de entre nosotros siguen siendo artistas y ocupándose del arte por unas razones que tienen muy poco que ver con el verdadero arte, sino por espíritu de imitación, por nostalgia de la tradición, por inercia, por el gusto de la ostentación, del lujo, de la curiosidad intelectual, por moda o por cálculo. Viven todavía por costumbre y por esnobismo, en un reciente pasado, pero la gran mayoría de ellos, en todos los medios, no tienen ya una pasión sincera por el arte, al cual consideran, todo lo más, como una diversión, un ocio y ornamento.

Las nuevas generaciones, amantes de la mecánica y del deporte, más sinceras, más cínicas y brutales, irán dejando el arte, poco a poco, relegado a los museos y las bibliotecas, como una incomprensible e inútil reliquia del pasado. En el momento en que el arte ya no es alimento de los mejores, el artista puede exteriorizar su talento en toda clase de tentativas de nuevas fórmulas, en todos los caprichos y fantasías, en todos los expedientes de la charlatanería intelectual. El pueblo ya no busca ni consuelo ni exaltación en las artes. Y los refinados, los ricos, los ociosos, los destiladores de quintaesencias, buscan lo nuevo, lo extraordinario, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. Por mi parte, desde el “cubismo” y más lejos aún, he contentado a esos señores y a esos críticos con las múltiples extravagancias que me han venido a la cabeza, y cuanto menos las han comprendido, más las han admirado. A fuerza de divertirme con todos esos juegos, con todas esas paparruchas, esos rompecabezas, acertijos y arabescos, me hice célebre rápidamente. Y la celebridad significa para un pintor: ventas, ganancias, fortuna, riqueza.

En la actualidad, como sabéis, soy célebre y muy rico. Pero cuando estoy a solas conmigo mismo, no tengo el valor de considerarme artista en el sentido grande y antiguo de la palabra.
Ha habido grandes pintores como Giotto, Tiziano, Rembrandt y Goya. Yo no soy más que un bufón público que ha comprendido su tiempo. La mía es una amarga confesión, más dolorosa de lo que pueda parecer, pero que tiene el mérito de ser sincera”.

Texto íntegro de las declaraciones hechas por Pablo Picasso a la revista de L´ Association Populaite des Amis de Musées, “Le Musée vivant” nº 17-18 del año 1963.

martes, 21 de marzo de 2017

Día mundial de la poesía

Hoy, como bien reza el título de esta entrada, es el día internacional de la poesía. Hay mucho que decir y es por eso que voy a recurrir a lo que vengo haciendo ya desde hace un tiempo: decirlo con un poema. Y ¿quién mejor que Benedetti para ello?

El poema lleva por título "Como siempre" y yo, en nombre del blog pero sobre todo de mí mismo, agradezco vuestra visita.

Como siempre.


Como siempre

Aunque hoy cumplas
trescientos treinta y seis meses
la matusalénica edad no se te nota cuando,
en el instante en que vencen los crueles,
entrás a averiguar la alegría del mundo,
y mucho menos todavía se te nota
cuando volás gaviotamente sobre las fobias
o desarbolás los nudosos rencores.

Buena edad para cambiar estatutos y horóscopos,
para que tu manantial mane amor sin miseria,
para que te enfrentes al espejo que exige
y pienses que estás linda
y estés linda.

Casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades,
ya que te van a rodear como ángeles o veleros.

Es obvio y comprensible
que las manzanas y los jazmines
y los cuidadores de autos y los ciclistas
y las hijas de los villeros
y los cachorros extraviados
y los bichitos de san antonio
y las cajas de fósforo
te consideren una de los suyos.

De modo que desearte un feliz cumpleaños
podría ser tan injusto con tus felices
cumpledías.
Acordate de esta ley de tu vida:
si hace algún tiempo fuiste desgraciada,
eso también ayuda a que hoy se afirme
tu bienaventuranza.

De todos modos para vos no es novedad
que el mundo
y yo
te queremos de veras,
pero yo siempre un poquito más que el mundo.

sábado, 18 de marzo de 2017

Cultivando poesía (IX)

No os preocupéis, está todo bien. Esto es solo poesía.


Y entonces,
¿qué me queda?

Si tú te vas,
y no te despides de mí,
y me abandonas a mi suerte,
(como se abanadona uno mismo
cada noche, cuando a él no viene nadie,
tan solo el frío que rompe contra
todo pronóstico),
entonces,
¿qué me queda?

¿Qué me queda,
si ya te has ido
y no puedo decirte lo mucho que
te quiero
o todas las veces
-como ahora-
que te eché de menos?

"¿Qué me queda?"

Se pregunta uno mismo
sin esperar respuesta,
pero siempre con la esperanza
puesta en que,
contra todo pronóstico,
vuelvas.

martes, 14 de marzo de 2017

Omar García Ramírez


Poco se sabe del nombre de Omar García Ramírez, como que nació en Colombia allá por 1960. 

Sabemos que estudió Estudió Artes Plásticas, Cinematografía de Animación, Investigación Cinematográfica  y Diseño Gráfico, Infografía y Animación y Multimedia y que, a pesar de todo ello, se dedica, podríamos decir que casi sin descanso, a las letras, como la poesía, los cuentos, la novela o, incluso, la pintura. Tanto, que en 2008 obtuvo el premio Nacional de Poesía convocado por el Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Nosotros (osea, un servidor, como siempre) ofrecemos una pequeña muestra de su trabajo, entiéndase el porqué. Y hoy, esa pequeña muestra va a ser una carta a Franz Kafka en forma de poema.

Esperemos la disfruten.


Franz:
Sé que no es tiempo de escribir cartas,
afuera llueve
y el papel con sus carteros
se ha desleído una mancha gris como una tarde en el invierno de Praga.

Los hombres
hacen fogatas en los andenes de los almacenes
debajo de las vitrinas
en donde hermosas mujeres de plástico mueren de tristeza.
Es un noviembre salpicado de rostros blancos
(máscaras de la gran tragicomedia)
en la avenida de la historia.

Es por estos días de metálicos sonidos y sonrisas infantiles
cuando orates armados de navajas
asaltan a las señoras que van de compras,
los maridos atacan ebrios a sus mujeres
y las cuelgan de un alambre suspendido en la viga más robusta de sus casas, preferiblemente frente a la chimenea.

Franz:
Tus orejas de ratón zigzagueando por mi cuarto
me hicieron recordar
la cloaca cósmica por donde ruedan los planetas.
Tú que perdiste el camino
cuando estabas a punto de encontrar a ese señor de extraño poder
habitante de un lejano castillo;
agrimensor de la luna
conoces palmo a palmo la extensión de la soledad.

Ya sabes cómo funciona esto;
la gente se atropella en las calles
exhibiendo sus tarjetas de crédito
y los documentos que aseguran su existencia,
con sus sacos roídos y gastados detrás de la nuca
y en los bolsillos el seguro firmado
por un nuevo día de esperanza.

Franz:
Tu boca de insecto
ya no espera la saliva dulce y espesa de ese beso
de Amantis eslava y religiosa,
y no escuchas la carcajada de ese grosero clown
que te golpeó bajo, y las risas de tu querida jauría de mercaderes señalándote.

Cuántas veces cantaste solitario ante la muralla china,
como un monje oriental
antes de que llegaran las hordas de los bárbaros.

Otro día en el calendario de los hombres
mientras el computador
suelta una carcajada fluorescente de pantalla...

El amor,
una quimera de nuestro tiempo, no será la redención...
Mejor pensar en el silencio sabio del virtuoso del hambre.
Todo afuera sigue igual,
solo cosas más computarizadas,
mientras recorremos el desierto de nuestras almas.
Los dioses
se desmoronan
como colosos de arena
en la solitaria avenida del retorno.

El invierno arrecia
contra las ventanas
de nuestros corazones.

viernes, 10 de marzo de 2017

Julia Stone


Con tan solo 32 años, Julia Stone se ha convertido en un referente musical de la música indie.

Muchos la conoceréis por la ya famosa versión de 'You're the one that I want', del musical Grease.

En 2007, junto a su hermano Angus Stone, publicaba ese inolvidable A book like this, captando la atención de todos cuanto lo escuchaban -y algún que otro corazón-. Pero, además de dúo musical, también mantiene carrera como solista con dos maravillosos álbumes: The memory machine (2011) y By the horns (2012). En este último disco aparece una canción verdaderamente destacable, llena de belleza musical y belleza lírica. Claro que estamos hablando de una letra escrita en inglés, pero un servidor, voluntariamente, se ha ofrecido a traducirla y, cómo no, interpretarla para una mejor musicalidad poética.

Y aunque este sea un blog de divulgación poética, he de decir que, por primera vez, recomiendo casi con más entusiasmo la música que la letra.

Espero que les guste.


La historia es diferente ahora,
la música sigue sonando en la sala de estar.
Y podrías decir que estás herido,
y yo que estoy dolida,
pero entonces sabíamos la diferencia
entre el fuego y la tierra.
Y podríamos decir que estamos destrozados,
que somos débiles.
Pero sabíamos,
antes de empezar,
los secretos que guardaríamos.

Y está todo bien, porque el amor 
encontrará la forma de ser lo que es.

Yo me mudaré al campo,
y viviré dentro del bosque más profundo
y oscuro,
y te escribiré una carta,
y te diré todas las cosas
que debería decirte a la cara.
Pero no te la mandaré a ti,
la mandaré a casa de tu madre,
y ella no te la dará.
Así es como, valiente,
creceré aquí, en mi cueva.

Y está todo bien, porque el amor 
encontrará la forma de ser lo que es.

Y tú te mudarás a la ciudad,
y te casarás con una chica bonita.
Ella te hará sonreír mientras
tú estarás buscando lo que dejaste atrás.
Y ella te traerá niños,
y oh, cómo los querrás con ese corazón tuyo.
Yo no te visitaré, para entonces ya sabré 
la cosa más amable que hay que hacer.

Y está todo bien, porque el amor 
encontrará la forma de ser lo que es.

La historia es diferente ahora,
la música sigue sonando en la sala estar.


Letra original:


The story is different now, the records are playing in the living room
And you might say you're wounded, and I might say I'm hurt
But we knew the difference then between the fire and the earth
And we may say we're broken, we may say we're weak,
But we knew before we started, oh the secrets we would keep

And it's all okay, cause love will find a way to be what love is
And it's all okay, cause love will find a way to be what love is

I'll move to the country, and live inside the deepest, darkest wood
And I'll write you a letter and tell you all the things I should say to your face
And I won't send it to you, I'll send it to your mother's place
And she won't give it to you, that's how brave I'll grow here in my cave

And it's all okay, cause love will find a way to be what love is
And it's all okay, cause love will find a way to be what love is

And you'll move to the city, marry a pretty girl
And she will make you smile all the while you'll be looking for what you left behind
And she will bring you children and oh how you will love them with that heart of yours
I won't visit you, I'll know by then the kinder thing to do

Oh it's all okay, cause love will find a way to be what love is
And it's all okay, cause love will find a way to be what love is
And it's all okay, cause love will find a way to be what love is
And it's all okay, cause love will find a way to be what love is


The story is different now, the records are playing in the living room

martes, 7 de marzo de 2017

"Ritual de mis piernas", de Pablo Neruda


Hace un tiempo comentaba la recién por entonces descubierta obra de Neruda, Residencia en la tierra. Pues bien, es ahora, nuevamente, tiempo de compartir sus letras.

Y es que existe un poema que no me atrevo a guardarme para mí. Siento la imperiosa necesidad de compartirlo. Aunque más que con el poema me quedo con lo que está subrayado y en negrita, para una mayor énfasis. Sí, esa es la verdadera razón por la que hoy este poeta se vuelve a dejar caer por aquí.

En este enlace podéis leer un maravilloso y más que completo análisis del poema por Camilo Fernández Cozman, poeta y traductor peruano, de quien ya hablaremos en otra ocasión. Y en este otro la tercera parte del libro, con el poema de hoy incluido.

Espero les transmita como a un servidor.


Ritual de mis piernas

Largamente he permanecido mirando mis largas piernas,
con ternura infinita y curiosa, con mi acostumbrada pasión,
como si hubieran sido las piernas de una mujer “divina”
profundamente sumida en el abismo de mi tórax:
y es que, la verdad, cuando el tiempo, el tiempo pasa,
sobre la tierra, sobre el techo, sobre mi impura cabeza,
y pasa, el tiempo pasa, y en mi lecho no siento de noche que una
            mujer está respirando, durmiendo desnuda y a mi lado,
entonces, extrañas, oscuras cosas toman el lugar de la ausente,
viciosos, melancólicos pensamientos
siembran pesadas posibilidades en mi dormitorio,
y así, pues, miro mis piernas como si pertenecieran a otro cuerpo,
y fuerte y dulcemente estuvieran pegadas a mis entrañas.

Como tallos o femeninas, adorables cosas,
desde las rodillas suben, cilíndricas y espesas,
con turbado y compacto material de existencia;
como brutales, gruesos brazos de diosa,
como árboles monstruosamente vestidos de seres humanos,
como fatales, inmensos labios sedientos y tranquilos,
son allí la mejor parte de mi cuerpo:
lo enteramente sustancial, sin complicado contenido
de sentidos o tráqueas o intestinos o ganglios:
nada, sino lo puro, lo dulce y espeso de mi propia vida,
guardando la vida, sin embargo, de una manera completa.

Las gentes cruzan el mundo en la actualidad
sin apenas recordar que poseen un cuerpo y en él la vida,
y hay miedo, hay miedo en el mundo de las palabras que designan el cuerpo,
y se habla favorablemente de la ropa,
de pantalones es posible hablar, de trajes,
y de ropa interior de mujer (de medias y ligas de “señora”),
como si por las calles fueran las prendas y los trajes vacíos por completo
y un oscuro y obsceno guardarropas ocupara el mundo.

Tienen existencia los trajes, color, forma, designio,
y profundo lugar en nuestros mitos, demasiado lugar,
demasiados muebles y demasiadas habitaciones hay en el mundo,
y mi cuerpo vive entre y bajo tantas cosas abatido,
con un pensamiento fijo de esclavitud y de cadenas.
Bueno, mis rodillas, como nudos,
particulares, funcionarios, evidentes,
separan las mitades de mis piernas en forma seca:
y en realidad dos mundos diferentes, dos sexos diferentes
no son tan diferentes como las dos mitades de mis piernas.
Desde la rodilla hasta el pie una forma dura,
mineral, fríamente útil, aparece,
una criatura de hueso y persistencia,
y los tobillos no son ya sino el propósito desnudo,
la exactitud y lo necesario dispuestos en definitiva.

Sin sensualidad, cortas y duras, y masculinas,
son allí mis piernas, y dotadas
de grupos musculares como animales complementarios,
y allí también una vida, una sólida, sutil, aguda vida
sin temblar permanece, aguardando y actuando.
En mis pies cosquillosos,
y duros como el sol, y abiertos como flores,
y perpetuos, magníficos soldados
en la guerra gris del espacio,
todo termina, la vida termina definitivamente en mis pies,
lo extranjero y lo hostil allí comienza:
los nombres del mundo, lo fronterizo y lo remoto,
lo sustantivo y lo adjetivo que no caben en mi corazón
con densa y fría constancia allí se originan.

Siempre,
productos manufacturados, medias, zapatos,
o simplemente aire infinito,
habrá entre mis pies y la tierra
extremando lo aislado y lo solitario de mi ser,
algo tenazmente supuesto entre mi vida y la tierra,
algo abiertamente invencible y enemigo.