sábado, 27 de mayo de 2017

El arte de insultar


Por regla general, cuando un insulto sale a flote, lo hace sin mesura, sin meditación previa, convirtiéndose así en algo vulgar y, muchas veces, disparatado. Sin embargo, desde Poesía En Un Telescopio defendemos el insulto artístico, es decir, el insulto como una manera más de dejar al insultado con una ceja para arriba y otra para abajo, preguntándose si acaban de reírse de él o simplemente ha sido una ristra de palabras sin ton ni son.

Y es por eso que hoy traemos algún que otro ejemplo, como es el del conde Villamediana, quien, con su sátira y su fuerte inclinación política contra las principales figuras del reinado de Felipe III, consiguió quedar un tanto por encima de él en lo que a irreverencia se refiere ante don Rodrigo de Tapia, importante cortesano y consultor de la Inquisición, burlándose de su higiene personal a través de un soneto: “A vanas esperanzas de la corte”.

Don Rodrigo de Tapia el tontivano
no acaba de saber, vana ignorancia, 
cuál sea en su coche la derecha mano. 
Él es un caballero de importancia 
y tiene cierta gracia: que en verano 
despide del sobaco gran fragancia.

(Juan de Tassis y Peralta, II Conde de Villamediana).

Otros nombres como el de Góngora o el de Quevedo no se quedaron atrás, pues este último, por despedirnos ya con otro ejemplo, arremetió contra aquel acusándole de necio, sodomita y sacrílego:

Sulquivagante pretensor de Estolo,
pues que lo expuesto al Noto solificas 
y obtusas speluncas comunicas, 
despecho de las musas a ti solo,
huye, no carpa, de tu Dafne Apolo
surculos slabros de teretes picas, 
porque con tus perversos damnificas  
los institutos de su sacro Tolo.
Has acabado aliundo su Parnaso,
adulteras la casta poesía,             
ventilas bandos, niños inquïetas,
parco, cerúleo, veterano vaso:
piáculos perpetra su porfía, 
estuprando neotéricos poetas.

A lo que el damnificado contestó, no sin cierta gracia, con otro soneto, tildándolo de borracho, cojo, e ignorante, y le pide sus traducciones del griego para mirarlas con su ojo ciego, es decir, para limpiarse con ellas el trasero:

Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía,
que ya que vuestros pies son de elegía,
que vuestras suavidades son de arrope.

¿No imitaréis al terenciano Lope,
que al de Belerofonte cada día
sobre zuecos de cómica poesía
se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
dicen que quieren traducir al griego,
no habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
porque a luz saque ciertos versos flojos,
y entenderéis cualquier gregüesco luego.

Como véis, no se necesita ningún tipo de vulgaridad para arremeter contra nadie. Pero en caso de necesitarse, habrá que hacerlo con estilo.

martes, 16 de mayo de 2017

Mû Mbana, poesía guineana

(El músico africano Mû Mbana).

Hace unos días se celebraba en Cáceres la vigésimoquinta edición del WOMAD (World Of Music And Dance), festival de música venido de la mente de Peter Gabriel. Este festival tiene lugar, además, en Australia, en los Emiratos Árabes, Estados Unidos, Italia, Nueva Zelanda, Chile y Reino Unido.

Es por este motivo que hoy se juntan, una vez más, música y poesía en este blog. Y es que Mû Mbana, que tampoco es la primera vez que pisa España, nos deleitaba a todos con su fantásticos ritmos guineanos.

Pero el caso no es este (o casi), sino que investigando he descubierto una entrevista a raíz del lanzamiento de su décimo disco, Iñen (que, a propósito, significa "diez" en su lengua natal. Está todo en la entrevista, minuto 6:57), realizada en 2016, en la que afirmaba algo que a más de uno no lo dejará indiferente: "No es que yo sea poeta, es que a nosotros nos educan con poesía" (minuto 7:59).

(Mû Mbana junto a Cristobal Montesdeoca).

Además, nos regala frases como "si los pájaros pueden volar, es que tienen fe en el viento". Podríamos decir que estas afirmaciones no son sino el equivalente a nuestros refranes, esos dichos populares que con tan poco nos enseñan o aconsejan sobre tantos temas y de tantas diversas formas.

Así que ya véis, la poesía es tan necesaria como el aire que respiramos. Tanto, que sirve para educar.

Wert, toma nota.

PD: No dejéis de verla, podréis escucharle cantar en directo junto a su simbi, un instrumento de cuerda típico del pueblo Balanta y hecho por las manos del propio músico.

He aquí la entrevista:


jueves, 11 de mayo de 2017

Santa Teresa de Jesús

(retrato de santa Teresa de Jesús de François Gérard).

Los que me conocen sabrán de sobra mi poca admiración en lo que a todo lo cristiano se refiere, pero existen verdaderas joyas dentro de tal mundo.

Una de estas joyas es el poema de Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582) o, más conocida quizás por este otro nombre, santa Teresa de Jesús, religiosa y escritora española. Fue una de las grandes maestras de la vida espiritual en la historia de la Iglesia.

Al parecer, su producción literaria es reducida, además de creerse perdida gran parte de toda ella. Solía escribir para alegrar la vida de los conventos, pues le gustaba ver a las hermanas contentas.

Por suerte, nos ha llegado a los demás este maravilloso poema.

Espero les guste.


Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

lunes, 1 de mayo de 2017

Cultivando poesía (XI)

Yo sé bien que tengo que cambiar la temática de mi poesía, pero oye, uno escribe cuando tiene algo que decir. Y lo tengo, de hecho.

Con lágrimas en los ojos,
a punto ya de quedarme del todo seco,
te pido que por favor no te vayas.
Pero ¿de qué sirve?
Si yo sé que te irás
y no me llamarás mañana
y en dos días no te acordarás
de mi nombre
y en tres no recordarás ni el tuyo propio.
Pero te pido,
de rodillas mismo,
que no te vayas.
Me aprieto las manos,
me hago sangre si hace falta.
Pero no te vayas.
Si te quedas,
puedes olvidar mi nombre,
puedes olvidar hasta el tuyo propio.
Pero quédate.
Si no,
¿a quién habría yo de decirle
que lo eché de menos?
¿A quién que no me basta
conmigo mismo para ser feliz,
para sonreír, acaso?
¿A quién que cada noche,
incluso cuando no se hace oscuro,
no me hace falta cerrar los ojos
para verle frente a mí?

Por eso,
aunque creas que no me olvidarás,
te pido que te quedes.
Porque si te vas,
entonces yo me hago olvido.
Porque si te quedas,
me olvido de que te has ido.