lunes, 28 de enero de 2019

"Jabberwocky" o el mejor poema sin sentido


Alguien que no tenga la menor idea de inglés, bien podría llegar a creer real el "Jabberwocky" de Lewis Carroll. Sí, el mismo que escribió Alicia en el país de las maravillas. Es más, este poema tiene su origen en la segunda parte de aquella tan famosa, Alicia a través del espejo.

Considerado como el mejor poema sin sentido, "Jabberwocky" es también, y esto es ya una opinión más personal, el más difícil de traducir, ya que su autor inventó palabras a partir de la nada. Y claro, como no podía ser de otra manera, existen diversas traducciones al español: "Guirigayero" (Manuel Barberá, 1950), "Fablistanón" (Ramón Buckley, 1984), "Galimatazo" (Jaime de Ojeda, 1996)... y un largo etcétera.

Ilustración de John Tenniel.

Hay quien dice que Lewis Carroll se inspiró en una antigua balada alemana, "El pastor de las montañas gigantes". Sea como fuere, no deja de ser interesante cómo palabras que no existen pueden llegar a encajar tan bien en un poema.


Jabberwocky

'Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.

'Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch!
Beware the Jubjub bird, and shun
The frumious Bandersnatch!'

He took his vorpal sword in hand:
Long time the manxome foe he sought--
So rested he by the Tumtum tree,
And stood awhile in thought.

And as in uffish thought he stood,
The Jabberwock, with eyes of flame,
Came whiffling through the tulgey wood,
And burbled as it came!

One, two! One, two! And through and through
The vorpal blade went snicker-snack!
He left it dead, and with its head
He went galumphing back.

'And hast thou slain the Jabberwock?
Come to my arms, my beamish boy!
O frabjous day! Callooh! Callay!'
He chortled in his joy.

'Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.


El flontsluo

Una cremosa mañana de printampera, cuando la prisa boblaba y el mar estaba dirazo de volas, la madre calió al hardín, ajustando a los prájaros que micoteaban las gasmi de nap en el buelo, y exclamó:

-¡Ten cuidado, hijo mío, del flonstluo! Su espico desgarra, y sus nuñas se clavan en todo. ¡Ten cuidado de ese prájaro, y evita su frumiosa merretida y su cambre insastiaple!

El muchacho emñupó su razafilado sable y anastuvo sin parar chumo siempo en busca del enemigo inbenziple de los hombres. Hinastalmente se puso a retoscar junto al roble Tumtum, mientras se hundía en sus mensahomientos. 

Al baco de un taro, cuando reflexionaba, el flonstluo, cuyos ojos despedían llamas, llegó polanto a través de la densa celsbla, como un aterrospantoso vienuracán, rufierto de escamas duras como el hierro, rola de lagarto y zalas de murciélago.

¡Uno, dos!¡Uno, dos! ¡Uno, dos! Así el sable razafilado, una y otra vez, tasajó las escamas duras como el hierro, entrando como un relrayo en la carne apestosoliente. El muchacho preroico estaba agotado, cuando hinastalmente, la cabeza de su enemigo se rescayó a sus pies. La cogió, la metió en una sacolsa y corrió cuanto pudo hasta la masaca de su madre querida.

Esta, al verle, exclamó:

-¡Hijo, hijo mío! ¿No te ha ocusado nada? ¿Estás bien? ¿Y has matado al asusterrible flonstluo?

El muchacho le enseñó la cabeza de su enemigo.

-¡Deja que te besabrace, osaliente y preroico, hijo! - gritó con sobrorchullo su madre.

¡Qué día de alobogría fue aquel! ¡Briva!¡Braviva! ¡Brova! Todo el mundo aplaudió contenzo, y el muchacho narrescló su hazaña.

Fue en una cremosa mañana de printampera, cuando la prisa boplaba, el mar estaba dirazo de volas y los prájaros micoteavan las gasmi de nap en el buelo.


miércoles, 23 de enero de 2019

"Persona", de Ingmar Bergman

El 10 de Octubre de 2016, Bob Dylan recibía el Nobel de Literatura, hecho que más de uno sigue sin defender. No podemos olvidar que en la tradición literaria existían los juglares, que recitaban y cantaban obras de otros poetas.

Con esto, lo que quiero decir es que habría que considerar qué y cuánto puede abarcar la poesía. Dentro del catálogo de premios cinematográficos no se contempla el premio a guión más literario. Pero de ser así, uno de los nominados sería el de Persona, película dirigida por el ya inmortal director sueco Ingmar Bergman. Al menos parte de él.




La película está llena de poesía visual, interpretativa y, por supuesto, lírica. El de a continuación no es el único texto cuya mención merezca la pena ser compartido, pero por alguno había que decantarse.

Tú te reíste porque pensaste que era una tontería. Después de un rato, empezaste a pensar en lo que había dicho. Te preocupó más y más. Dejaste que tu marido te fecundase. Querías ser madre. Cuando supiste que estaba confirmado te asustase. Te asustó la responsabilidad, el estar atada, el dejar el teatro. Te asustó el dolor, la muerte, que tu cuerpo se hinchase. Pero interpretaste el papel. El papel de una futura madre joven y feliz. Todo el mundo dijo: 'qué hermosa está. Nunca ha estado tan hermosa." (...) Él te mira. Él te ama y es tan tierno... Tú quieres pegarle, porque no te deja en paz. A ti te parece repugnante, con su boca gruesa y su cuerpo feo, con sus ojos húmedos y suplicantes. Es repugnante y tú estás asustada.

sábado, 19 de enero de 2019

En la música fue el rock and roll; en la literatura, el relato erótico.

Y este, como todos sabemos, no suele ser bienvenido dentro de este mundo. Ahora bien, si se hace correctamente, ¿dónde está el problema?

El siguiente relato pertenece a Danielle Escort, de quien no hemos podido sacar más información. Así, sin más, esperamos lo disfruten y comenten sus opiniones.


Calor… calor en mis párpados cerrados tras la venda, en mis muñecas atadas con el pañuelo de Kawamata, en mi vientre que espera anhelante en esta calma que precede a la tormenta.
Regresa. Sus pasos se detienen al borde de la cama. Aguanto la respiración.  ¿Qué placer va a concederme? El chasquido de una cerilla quiebra el silencio. Sonrío. El placer es fuego.
Siento cada gota. Su calor, la blandura de su cuerpo cuando se funde con el mío. Conformándome. Nutriéndome… pero solo es lloviznaTenue, suave, insuficiente. Necesito un diluvio. Un diluvio que anegue mi tierra y la arrase.
Me rebelo. Las ataduras oprimen la carne. La abrasan. La laceran. No me importa. Quiero ser llama. Arder. Consumirme. Renacer.
La lluvia cesa.  Mi voluntad se quiebra. Hágase pues, la tuya. Mi dios me escucha, y comienza a dibujar, con una brocha impregnada en cera, un mundo nuevo en la piel desnuda  de mi espalda, mis glúteos, mis muslos.
Crea. Me crea.
Y ardo.

martes, 8 de enero de 2019

Mujeres poetas y su paso por la historia

Desde Mary Shelley hasta J.K. Rowling; desde Jane Austen hasta Rosalía de Castro. Muchas son las mujeres que hubieron de encontrar un seudónimo con el que poder publicar sus obras debido, como no podía ser de otra manera, a la tan recurrente supremacía masculina.

Ya lo dijo Virginia Woolf: “Pasará mucho tiempo antes de que una mujer pueda sentarse a escribir sin que surja un fantasma que debe ser asesinado”.

Partiendo de esta premisa, es decir, del merecido reconocimiento que muchas escritoras echan en falta, hoy traemos una compilación de cinco mujeres poetas que, muy posiblemente, no sean conocidas más allá de los límites territoriales de su país. Al menos no tanto como uno quisiera.


Blaga Dimitrova (Bulgaria, 1922 - 2003)



Impaciencia

El ser humano es impaciencia.
Nace empujando hacia el día
a través de la herida materna.
Y toda la vida lo empuja
su propia circulación sanguínea,
que corra, que no llegue tarde,
que alcance cuanto antes
el límite.
Y todo él sofoco, destrozado,
una herida total,
impaciente con su última impaciencia
se atraviesa a sí mismo, dirigido
hacia la ensordecida noche del más allá.

¿Por qué es tan impaciente?
¿Quién, aún más impaciente, lo llama?

- 1976.


Ernestina de Champourcín (España, 1905 - 1999)



Carta al vacío

Es escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.


Anna Ajmátova (Rusia, 1889 - 1966)


Cuando escuches el trueno me recordarás
y tal vez pienses que amaba la tormenta...
El rayado del cielo se verá fuertemente carmesí
y el corazón, como entonces, estará en el fuego.

Esto sucederá un día en Moscú
cuando abandone la ciudad para siempre
y me precipite hacia el puerto deseado
dejando entre ustedes apenas mi sombra.


Maria Firmina dos Reis (Brasil, 1825 - 1917)


¡Ah! No puedo

Si una frase se pudiera
de mi pecho destacar;
una frase misteriosa
como el gemido del mar,
en la noche erma, y ​​sana,
de dulce, y dulce de luna.
¡Ah! ¡Si pudiera...! Pero callo.
¡Soy, por ley, lo que me impone Dios!
Esta frase maga encierra,
resume los afectos míos;
expresa el goce de los ángeles,
extremos puros de los cielos.

Sin embargo, ella es mi sueño,
mi ideal aún es ella;
menos la vida yo la amaría,
aunque fuera bella,
como un apasionado diamante
bajo finísima pantalla.

Si hablas con ella dile que es mi empeño,
reprimirla es mi deber:
si se escapa de mis labios,
¡oh, Dios, hazme morir!,
que yo pronunciándola no puedo
más sobre la tierra vivir.


Sophia de Mello Breyner (Portugal, 1919 - 2004)


Las tres Parcas

Las tres Parcas que tejen los errados
caminos donde riendo traicionamos
el puro tiempo a doonde jamás llegamos.
Las tres Parcas conocen malos hados.

Por nosotros esperan en cambiados
caminos donde ciegos nos cambiamos
por alguien que no somos ni amamos,
pero presos nos lleva y dominados.

Y nunca más el dulce viento aéreo
nos llevará al mundo deseado
y nunca más el rostro del misterio

será nuestro rostro conquistado
ni nos darán los dioses el imperio

jueves, 3 de enero de 2019

Fotopoesía (VIII)


Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.