jueves, 20 de junio de 2019

Elton John y la tristeza

Quizás sea esta nueva moda de hacer biopics, es decir, películas sobre la vida de los famosos de toda índole, lo que me ha traído a escribir esta entrada. Sea como fuere, siempre es una buena excusa para hablar de ello.

Porque hoy paso a hablar sobre Elton John, quien a pesar de haberse dedicado toda su vida a la música, ha transcendido para convertirse en un ícono cultural. Concretamente, ya que poco conozco sobre su figura, quisiera hablar de I guess that's why they call it the blues, canción tan potente como su letra.

La letra no viene de su mano, sino de Bernard John Taupin, conocido mayormente como Bernie Taupin, quien también ha dedicado gran parte de su vida a escribir las letras de nuestro protagonista. 

Se dijo que esta canción "se convertiría en un hito en la historia del pop". Misión cumplida, ¿no créeis?


Don't wish it away
Don't look at it like it's forever
Between you and me I could honestly say
That things can only get better

And while I'm away
Dust out the demons inside
And it won't be long before you and me run
To the place in our hearts where we hide

And I guess that's why they call it the blues
Time on my hands could be time spent with you
Laughing like children, living like lovers
Rolling like thunder under the covers
And I guess that's why they call it the blues

Just stare into space
Picture my face in your hands
Live for each second without hesitation
And never forget I'm your man

Wait on me girl
Cry in the night if it helps
But more than ever I simply love you
More than I love life itself




No desees que esto se pierda.
No lo veas como si esto fuera para siempre.
Entre tú y yo, puedo honestamente decir:
Las cosas solamente pueden ir a mejor.

Y mientras estoy lejos,
barre con los demonios de dentro
y no pasará mucho tiempo antes de que tú y yo corramos
al lugar en nuestros corazones donde nos escondimos.

Imagino por qué le llaman a esto tristeza...

El tiempo en mis manos podría ser tiempo gastado contigo,
riendo como niños, viviendo como amantes,
rodando como un trueno bajo las colchas.

Imagino por qué le llaman a esto tristeza...

Mira al espacio,
dibuja mi cara en tus manos,
vive cada segundo sin vacilación
y nunca olvides que soy tu hombre.

Espérame, nena,
llora por las noches, si te ayuda,
pero más que nunca, yo simplemente te amo
más de lo que amo a la vida misma.


domingo, 2 de junio de 2019

En la música fue el rock and roll; en la literatura, el relato erótico

Y este, como todos sabemos, nunca ha sido bienvenido en este mundo. Ahora bien, si se hace correctamente, ¿dónde está el problema?

El siguiente relato pertenece a Danielle Escort, de quien no hemos podido encontrar más información que el nombre. Así, sin más, esperemos lo disfruten y comenten sus opiniones.


Calor… calor en mis párpados cerrados tras la venda, en mis muñecas atadas con el pañuelo de Kawamata, en mi vientre que espera anhelante en esta calma que precede a la tormenta.

Regresa. Sus pasos se detienen al borde de la cama. Aguanto la respiración. ¿Qué placer va a concederme? El chasquido de una cerilla quiebra el silencio. Sonrío. El placer es fuego.

Siento cada gota. Su calor, la blandura de su cuerpo cuando se funde con el mío. Conformándome. Nutriéndome… pero solo es llovizna. Tenue, suave, insuficiente. Necesito un diluvio. Un diluvio que anegue mi tierra y la arrase.

Me rebelo. Las ataduras oprimen la carne. La abrasan. La laceran. No me importa. Quiero ser llama. Arder. Consumirme. Renacer.

La lluvia cesa. Mi voluntad se quiebra. Hágase pues, la tuya. Mi dios me escucha, y comienza a dibujar, con una brocha impregnada en cera, un mundo nuevo en la piel desnuda de mi espalda, mis glúteos, mis muslos.

Crea. Me crea.

Y ardo.