Para ser sincero, no encuentro la manera de comenzar esta entrada, así que lo diré directamente: somos unos ignorantes. Vivimos en un mundo muy grande, hasta ahí todo correcto, pero ¿cómo es posible que tardemos tanto en llegar a conocer cosas que están tan cerca? Quiero decir, yo soy de Extremadura y hasta hace muy poco tiempo no he conocido un grupo catalán que resulta ser una leyenda en su comunidad autónoma.
Estoy hablando de Manel, un grupo barcelonés que desde 2008, con su álbum debut Els millors professors europeus, no han dejado de cosechar éxitos: "Benvolgut", "Al mar!", "Sabotatge"...
Portada del álbum Atletes, baixin de l'escenari. |
En su haber existen cuatro álbumes. A aquel primero le seguía 10 milles per veure una bona armadura (2011), Atletes, baixin de l'escenari (2013) y Jo competeixo (2016). Cuándo será el próximo es algo que aún se desconoce, pero espero que ya pronto.
Me gustaría recalcar que es una banda que en toda su carrera no ha cantado ni una sola vez en castellano, no por razones de patriotismo, ni mucho menos, sino porque así lo han querido. Y oye, ni tan mal. De haberlo hecho, y esto ya es una opinión personal, quizás hubieran perdido el encanto que les caracteriza.
Me ha costado decidir qué canción compartir aquí, como muestra primera, pero espero haber acertado. En fin, en resumen, miremos a ambos lados allá donde vayamos, seguro que alguna sorpresa habrá.
Conste aclarar que el vídeo contiene una traducción directa al español.
Estimado, permíteme suponer que a pesar de que no hayamos disfrutado de una presentación oficial, más o menos, tú como yo, estarás enterado de mi existencia, y de las cosas que hago. Estimado, yo lo reconozco, ¡Qué le voy a hacer! Cobarde de mí. No es que seas cada tarde mi tema de conversación preferido. Vuestras son las promesas que ya nadie cumplirá. Vuestras las noches que los teléfonos no paraban de sonar. Pero si que te voy viendo en discos que al final no te llevaste y algunos, son una maravilla!, otros en cambio, nunca estarán lo suficientemente lejos. Estimado, una sonrisa asoma al ver aquella foto antigua olvidada en un cajón: Parasteis la furgoneta aprovechando una vista privilegiada de una ciudad. ¡Tú señalas el ábside románico de una catedral. Estabais entonces jóvenes y fuertes! ¡Y sentiais la eternidad delante vuestro! Pero estimado, ni sospecháis entonces que gente como yo estábamos esperando. Y qué simpáticos se os ve, y qué sufrimiento debisteís pasar, ya me lo imagino – o al menos lo intento – y te aseguro que comprendo que todavía hoy, todo se tambalee durante unos segundos, cuando un amigo, de buena fe, pronuncia vuestros nombres. Pero quiero pensar, que todo te va bien y que no añoras aquellos tiempos pasasdos, pero que al recordar, sin saber por qué, te sientes contento. Y que vas disfrutando de las cosas nuevas que tanto te gustan, viajando por medio mundo. Y que agradeces, que entre los dos, me hicierais crecer escondido. Escondido entre pequeñas mentiras, entre dudas incoherentes, entre intuiciones fugaces de una vida mejor. Escondido en “somos muy jóvenes para tener nada demasiado claro”. Escondido en “no sé que es, pero, nena, no me deja respirar”. Ay, estimado! Qué extraño si un día te hicieron daño. Mi amor, mi suerte, mis manos ¡O mi dedo recorriendo su columna vertebral! ¡Estimado, que ha llegado y quiere quedarse! Ay estos dedos, no son sencillos, para gente como yo, que estaba esperando. Estimado, lo dejo aquí, que sé que eres un hombre ocupado. Supongo que es momento de despedirme, esperando no haberte incordiado demasiado, ni haber parecido un loco. ¡Que la fuerza nos acompañe! Adiós, hasta siempre, suerte! Por si un día nos cruzamos, me disculpo de antemano, que me conozco. Haré de hombre serio. Esperaré de pie, detrás de ella, mientras tú le haces bromitas. “Veo que ahora los buscas altos”, mientras tú te reivindicas como un tío mucho más elegante. Nos diremos adiós y nos marcharemos. Y ella, me dirá que te ha visto más viejo. Y paso a paso, estarás ya tan lejos, como aquel cretino que pasó a la historia, que le tocaba el culo, arrinconándola contra los árboles de al lado del instituto. Ay, pobrecitos míos, cómo os hubieseis asustado, si entre los matorrales, salimos tú y yo diciendo “Ey, aquí los señores, estamos esperando. Chicos, id haciendo sitio, que estamos esperando”.
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