Chico, va por ti.
Acertaste,
vaya si acertaste.
Callabas
y en tu silencio pude ver
el adiós más abrumador,
más certero y doloroso.
Yo callé,
vaya si callé,
pero callé no por no tener
palabras con las que poder
llenar aquel abismo tan inmenso
que había entre nosotros, no,
sino porque ya no había vuelta atrás.
Tú te fuiste,
vaya si te fuiste,
y me dejaste tan en la miseria
que juré guardar silencio por
el resto de mis días.
Ahora ya no hablo con nadie,
ni tan siquiera conmigo mismo
-tanta pena me doy...-.
Así que,
si algún día decides volver,
no esperes encontrarte
a aquel tipo que solía quererte tanto
y de tantas maneras diferentes.
No esperes verlo sonreír
o decirte que te echó de menos,
y mucho menos no esperes que te pida perdón.
Piensa que,
como tú,
él se fue y quiso hacerse olvido.
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