Aunque se ha hablado de la figura de Thoureau previamente en este mismo blog, hoy merece también mención.
Estos días me encuentro leyendo su obra clave, Walden, o la vida en los bosques, y he dado con lo que, sin duda alguna, es un buen resumen de lo que supone el libro.
Se trata de un pasaje que bien podría ser extraído de la Biblia, más que nada si consideramos que una de las frases es, justamente, de un versículo de esta: Eclesiastés, 12:3. Que por cierto, pareciera que fuera escrito por el mismísimo Rumi.
Cabaña construida por el propio Thoureau donde vivió dos años (foto tomada en 1850). |
En fin, ni que decir que tiene que cualquiera de sus páginas resultaría digna de mención.
"Ve a pescar y a cazar a lo lejos, días y más días, lejos y más lejos cada vez, y busca reposo sin temor junto a los arroyos y al calor de los hogares. Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud. Levántate libre de preocupaciones antes de que amanezca y corre en busca de aventuras. Que el mediodía te encuentre a la orilla de otros lagos, y que cuando te sorprenda la noche halles por doquier tu hogar. No hay campos más vastos que estos ni diversiones más nobles que las que aquí practicarse. Crece salvaje de acuerdo con tu propia naturaleza, como las juncias y los helechos, que jamás se convertirán en heno inglés. Que retumbre el trueno. ¿Y qué si amenaza arruinar las cosechas del labriego? Sus acciones no te conciernen. Busca cobijo bajo la nube, mientras ellos corren hacia sus carromatos y cobertizos. Que el ganarte la vida no sea tu ocupación sino tu deporte. Goza de la tierra, pero no la adquieras. Los hombres son como son por falta de fe y de espíritu emprendedor, por vender y comprar, por desperdiciar su vida, cual siervos".
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