sábado, 2 de enero de 2016

Poesía visual

"El poema visual no es una facultad de la palabra sino de la retina"
- Jesús Maestro.

Así como un cuadro nos conmueve sin necesidad de pararnos a pensar en lo que estamos viendo, la poesía visual juega un papel semejante.

Como su propio nombre indica, la poesía visual hace referencia a lo ocular, al ojo. Pero ello no quiere decir que predomine -al menos no siempre- la estructura sobre la palabra. Es, muchas veces, un equilibrio entre ambas partes, una complementariedad. Existen casos en los que visual no hace sino referencia a lo imaginativo, es decir, llegar el lector a "ver" la imagen de aquello que lee (se trata, entonces, de poesía descriptiva).

Pero no todo en la poesía le viene dado al lector. Los correlatos objetivos, por ejemplo, crean imágenes (descripciones gráficas) con el fin de que el lector utilice su inteligencia para descifrar lo que el poema quiere hacer sentir relacionando conceptos. Un ejemplo claro de ello es el correlato del poeta estadounidense Thomas Stearns Eliot:



Ciudad irreal,

bajo la niebla parda de un amanecer de invierno,
una multitud fluía por el Puente de Londres, tantos,
no creí que la muerte hubiese deshecho a tantos.


- T. S. Eliot, La tierra baldía.



Existen muchos tipos de poesía visual, como los caligramas o los poemas objeto (imágenes de cosas ordenadas de tal manera que quieren expresar lo mismo que un poema, aunque suelen tener un cierto toque reivindicativo).

Un nombre harto conocido por los admiradores de esta rama, y más concretamente de los poemas objeto, es el de Joan Brossa, poeta literario, escénico, visual y un sinfín de géneros.

No podemos olvidarnos de la ciberpoesía, nacida en los últimos años, aunque para muchos esta no es más que un mero elemento estético.


(Fotografía a modo de poema objeto de Chema Madoz)

(Bombilla, poema objeto de Joan Brossa)

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