domingo, 23 de abril de 2017

Recomendaciones de Hemingway para jóvenes escritores


Hoy es el Día del Libro. Así, con mayúsculas y todo. Es un hecho. Y desde Poesía En Un Telescopio, blog dedicado a las letras, no podíamos dejar pasar este día sin decir algo al respecto. Así, nos hemos decidido -osea, he decidido- por contar una breve historia.

En 1934, un chico de 22 años de edad que respondía al nombre de Arnold Samuelson, periodista, leyó Un viaje al otro lado, de Hemingway. El joven quedó tan sorprendido con tal relato que decidió ir a conocer en persona al autor de tan fascinante historia y poder felicitarle y pedirle consejo (2000 millas a base de ir haciendo autostop). Cuando llegó, llamó a la puerta del Premio Pulitzer y este, tras preguntarle acerca de las razones que lo habían llevado hasta allí, lo invitó a pasarse de nuevo al día siguiente. Así y todo, cuando el joven regresó, el escritor lo invitó de nuevo a pasar, esta vez a su taller. Allí, se sentaron uno frente al otro y el joven, en silencio, observaba cómo aquel escribía sobre un papel. Cuando terminó, Hemingway le ofreció el papel. Era una lista con recomendaciones de libros.

La lista en cuestión, de puño y letra del propio Hemingway, es la siguiente:


Como sabemos que la letra no es del todo legible, hela aquí de nuevo:

El hotel azul, de Stephen Crane.
El bote abierto, de Stephen Crane.
Madame Bovary, de Gustave Flaubert.
Dublineses, de James Joyce.
Rojo y negro, de Stendhal.
Servidumbre humana, de Somerset Maugham.
Anna Karenina, de Leo Tolstoy.
Guerra y paz, de Leo Tolstoy.
Los Buddenbrook, de Thomas Mann.
El granizo y el adiós, de George Moore.
Los hermanos Karamazov, de Fyodor Dostoyevsky.
El libro de Oxford de la poesía inglesa.
La habituación enorme, de E.E. Cummings.
Cumbres borrascosas, de Emily Bronte.
Allá lejos y tiempo atrás, de W.H. Hudson.
El americano, de Henry James.

Además, Ernest Hemingway le dio otro consejo:

“Lo más importante que he aprendido acerca de la escritura es que nunca se debe escribir demasiado a la vez. Nunca hay que hacerlo de una sentada. Deja un poco para el día siguiente. Lo más importante es saber cuándo parar. Cuando empiezas a escribir y todo marcha bien, llega a un lugar interesante y cuando sepa lo que va a ocurrir después, ese es el momento de parar. Luego hay que dejarlo como está y no pensar en ello; déjalo reposar y que su mente subconsciente haga el resto. A la mañana siguiente, cuando has tenido un buen sueño y has descansado, reescribe lo que escribió el día anterior hasta llegar al lugar interesante donde usted sabía lo que iba a ocurrir a continuación. Escriba de nuevo y vuelva a repetir la sencuencia, volviéndolo a dejar en el siguiente punto interesante. Y así, sucesivamente. De esa manera, su materia estará llena de lugares interesantes siempre. Es la manera de escribir una novela que nunca se atasca y que es interesante a medida que se avanza en ella”.

Y, entre cosas, desaconsejó al chico fijarse en escritores contemporáneos. Según el gran escritor, había que competir con los clásicos, con los escritores ya fallecidos, que según él eran los que conseguían que sus obras resistieran al paso del tiempo.

Fuentes: http://www.curistoria.com/2016/05/recomendaciones-de-hemingway-para.htmlhttps://www.actualidadliteratura.com/16-libros-que-ernest-hemingway-recomendo-a-un-joven-escritor-en-1934/

jueves, 20 de abril de 2017

Tom Zé


Hace ya un tiempo, por no decir años, que una frase viene rondándome la cabeza. No quisiera quedármela para mí, así que he decidido compartirla para poder compartir también esa pequeña agonía que me ha perseguido durante tanto tiempo. Se trata de una frase tan sencilla como espectacular: Sonho colorido de um pintor ("sueño colorido de un pintor").


Esta frase es el título de una canción de Tom Zé, un músico brasileño de enorme importancia y reconocimiento en su país de origen. Cierto es que la letra de la canción no es poesía, pero el título me resulta bastante poético, de alguna manera.


Teniendo en cuenta mi ignorancia con respecto a esta lengua, varios amigos, voluntariamente, han optado por ayudarme. Yo solo me dedicaré a tirar de interpretación, con objeto de que la susodicha letra suene un tanto mejor.

No me gustaría irme sin antes decir que, a sus 80 años, Antônio José Santana Martins ha publicado su décimoquinto disco.

Espero que os guste.



Sonhei que pintei minhas noites de amarelo
lindas estrelas no meu céu eu coloquei
o feio que era feio ficou belo
até o vento do meu mundo eu perfumei.
Numa apoteose de poesia
num conjunto de harmonia
uma lua roxa para iluminar
as águas cor-de-rosa do meu mar.

Meu sol eu pintei de verde
que serve pra enxugar lágrimas
se um dia precisar.
A dor e a tristeza
fiz virar felicidade
aproveitei a tinta
e pintei sinceridade.

Pintei de azul o presente
de branco pintei o futuro
o meu mundo só tem primavera
o amor eu pintei cinza escuro.

Pra lá eu levei a bondade
dourada é sua cor
aboli a falsidade
o meu povo é incolor.

Na entrada do meu mundo
tem um letreiro de luz
meu mundo não é uma esfera
tem o formato de cruz.


Soñé que pinté mis noches de amarillo.
Coloqué lindas estrellas en mi cielo.
El feo que era feo se volvió bello.
Hasta el viento de mi mundo perfumé.
Una apoteosis de poesía.
Un conjunto de armonía.
Una luna morada para iluminar
las aguas de color rosa de mi mar.

Pinté mi sol de verde
para enjugar lágrimas
en caso de necesitarlas algún día.

Convertí el dolor y la tristeza
en felicidad.
Aproveché la tinta
y pinté sinceridad.

Pinté de azul el presente,
de blanco pinté el futuro.
Mi mundo solo tiene primavera.
El amor lo pinté de ceniza oscuro.


Allá yo llevé la bondad
(dorado es su color).
Abolí la falsedad.
Mi pueblo es incoloro.


En la entrada de mi mundo
hay letrero de luz.
Mi mundo no es una esfera,
tiene forma de cruz.

domingo, 16 de abril de 2017

Nicolás Guillén


Nicolás Cristóbal Guillén Batista, más conocido como Nicolás Guillén, fue un periodista cubano, activista político y, lo que más nos interesa, poeta.

Fue a través de su poesía que fue reivindicando la cultura negra, en todas sus dimensiones. Cabe destacar que en 1983 se convirtió en el primer galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Cuba.

Su primer poemario, Cerebro y corazón, escrito a los dieciocho años de edad, hubo de esperar cincuenta años para ser publicado. La suerte le sonreiría más tarde, pues llegó a publicar un total de treinta obras, todas ellas poéticas, destacando Sóngoro sonoro (1931) y El son entero (1947).


En 1972 le fue concedido el Premio Letterario Viareggio-Rèpaci (Premio Viareggio), premio literario fundado en 1929 en la ciudad italiana de Viareggio para distinguir las mejores obras literarias publicadas en el país.


Adivinanzas

En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
El negro.

Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
El hambre.

Esclava de los esclavos,
y con los dueños tirana.
¿Quién será, quién no será?
La caña.

Escándalo de una mano
que nunca ignora la otra.
¿Quién será, quién no será?
La limosna.

Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
Yo.

martes, 11 de abril de 2017

Dándose a conocer

No es la primera vez que damos a conocer a poetas que, por una u otra razón, andan escondidos entre sus versos, quién sabe por qué razón. Pero un servidor, sin saber tampoco a ciencia cierta por qué, los encuentra.

Tampoco es la primera vez que la persona detrás de estos versos que hoy compartimos aparece por aquí. No quiere revelar su verdadera identidad, y es por eso que vamos a respetarla y a decir que, bajo su consentimiento de hacerlo público, responde a las iniciales de A.P.C.T. 

Esperemos les guste.

Poesía a Miguel Hernández

Si yo pudiera de otra vida gozar
que me hagan ave, ave en la mar.
Que me hagan ave para poder alcanzar
aquellos picos con los que tiendo a soñar.
Ser ave; alzar el vuelo, destapar las nubes,
olvidar el suelo, desplegar las alas;
destronar al cielo de su corona de nubes
y sus luceros de truenos.
De majaretas es la tierra prisión
que olvidaron un día como volar.
Fronteras, resaltos, cunetas
de todo me podre desplazar.
Cuando por fin sea ave, ave en la mar.

martes, 4 de abril de 2017

Cultivando poesía (X)

Me gusta cuando me dicen que la poesía es una maravillosa manera de expresarse. Pero me gusta más cuando el que me lo dice es un amigo. Y aún más si me dicen que lo que les gusta es mi poesía.

Chico, va por ti.

Acertaste,
vaya si acertaste.
Callabas
y en tu silencio pude ver
el adiós más abrumador,
más certero y doloroso.
Yo callé,
vaya si callé,
pero callé no por no tener
palabras con las que poder
llenar aquel abismo tan inmenso
que había entre nosotros, no,
sino porque ya no había vuelta atrás.
Tú te fuiste,
vaya si te fuiste,
y me dejaste tan en la miseria
que juré guardar silencio por
el resto de mis días.
Ahora ya no hablo con nadie,
ni tan siquiera conmigo mismo
-tanta pena me doy...-.
Así que,
si algún día decides volver,
no esperes encontrarte
a aquel tipo que solía quererte tanto
y de tantas maneras diferentes.
No esperes verlo sonreír
o decirte que te echó de menos,
y mucho menos no esperes que te pida perdón.
Piensa que,
como tú,
él se fue y quiso hacerse olvido.

sábado, 1 de abril de 2017

De Sabina a Krahe


Hace ya dos años que el gran Krahe nos dejó, pero eso no significa que no podamos seguir disfrutando de él.

Sabina le dedicó unos versos, no sabemos si antes o después de tal suceso, que tan bien sirven para no olvidarnos ni de uno ni de otro. Llevan por título "A sílabas cuntadas".

No dejaré sin contestar tu carta
a sílabas cuntadas, maestría,
que le debemos, buen rayo te parta,
entrambos al mester de germanía.

Derogo desde el alma del delito,
el blindaje contrito que te agravia:
a mí también me falta tu gambito
de dama y los rigores de tu labia.

¿Con quién bailar la jota en esperanto?
sigues siendo mi gripe, mi vacuna
Y el prota al alimón de mi novela.

La purga, el catalejo de mi canto,
mi murga, mi aparejo de fortuna
y el padrino más viejo de Carmela.

(Javier Krahe y Joaquí Sabina).

Lo que sí sabemos es que, cuando el cantautor madrileño falleció, Sabina dijo lo siguiente:

“Desde que he sabido que Javier Krahe nos ha dejado, y después de hablar un rato con su mujer, no hago más que pensar que cada día estoy más solo, más huérfano de la gente que uno más quiere y más admira. Krahe ha sido uno de los mayores lujos de mi vida. En los últimos años hemos estado más separados, por la distancia y por alguna tontería de esas nuestras.

La Mandrágora era él, era Javier Krahe. Porque Alberto simplemente cantaba sus canciones, y yo absorbía todo lo que era capaz de aprender de Krahe. Lo que a mí realmente me cambió en aquella época y para siempre fue Javier Krahe. En La Mandrágora nació una amistad estrecha y muy especial, cada vez que escribo un verso pienso qué le va a parecer a Krahe. Lo tengo siempre en la cabeza como una guía íntima, como alguien que no me va a permitir hacer el ridículo. Krahe representa el rigor, el honor, el humor más inteligente, la aspiración a lo mejor en todo lo que uno hace, por eso hoy la música, la poesía, el humor, el cinismo, la decencia y el saber vivir están absolutamente de luto”.


(Teresa Cano, Joaquín Sabina y Javier Krahe en Almería, 1983).

Y sabiendo que para él, para Sabina, Krahe lo era todo, le dedicó otros versos.

Dos sonetos y un brindis para Krahe

1.
Lo quemaron en la hoguera, por blasfemia,
los esbirros tridentinos de la fe,
los licores del amor y la bohemia
maquillaban sus arrugas y su sed.

Conjuraba con su verbo la epidemia
de un decenio tan vulgar y tan fané,
con su canto, su orfandad, su polisemia,
les quitó a las semifusas el corsé.

Qué más puedo decir, era mi hermano,
mi cómplice, mi cuate, mi maestro,
en un bar sin ventanas a la RAE.

Competía con Brassens cada verano,
tan anarquista y, sin embargo, diestro
en el apocalipsis según Krahe.

2.
Lo quise tanto que lo odiaba a veces
porque era tan mejor que me borraba,
multiplicó mis panes y mis peces
y temprano acabó lo que se daba.

Me quedé con el ruido, él con las nueces,
yo con el mal menor, él con las bravas,
ambos contra la gola de los jueces,
hasta en el diccionario cuecen habas.

Ejercí de escudero de su arte,
él me trataba como al pijoaparte,
amaba ser Caín si yo era Abel.

Cada cual a su forma y a su modo
compartimos buñueles contra nodos,
nunca tendré un compadre como él.

Brindis

Brindo por la razón del imprudente,
por las cartas de amor de los soldados,
por el voto con dos dedos de frente,
contra el olvido de los olvidados.


¿Habrá algo más que no haya compartido el poeta?