lunes, 30 de enero de 2017

"Insomnio", de Gerardo Diego


Dormir y todo lo que ello conlleva -el sueño, la noche- siempre fue motivo de inspiración para el poeta, pero Gerardo Diego (Cantabria, 1896 - Madrid, 1987) lo llevó a otro nivel.


Insomnio

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
—cauce fiel de abandono, línea pura—,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

domingo, 22 de enero de 2017

Poesía contemporánea: Josefa Parra


A veces nos olvidamos de que aún siguen surgiendo poetas, no importa cuál fuera la calidad de sus versos. Ahí están y es nuestro deber escucharles.

Uno de esos poetas olvidados es Josefa Parra, nacida en Jerez de la Frontera en 1965 y licenciada en Filología Hispánica. Se trata de una de las voces más importantes de la poesía femenina, sobre todo si tenemos en cuenta que varios poemas suyos han sido traducidos al portugués, al francés, al árabe, al ruso, al inglés y al alemán. Además, ha recibido diversos premios, como el Accésit del Premio de Poesía Luis Cernuda o el Premio Internacional de Poesía Loewe a la Creación Joven en 1995 por el libro Elogio a la mala yerba, entre otros.

Sin más, nos despedimos por hoy, no sin antes recordar que la poesía, como vemos, sigue y seguirá dando sus frutos.


Buenos días, tristeza

A veces llega la tristeza. Trae
las alas suaves de conformidades,
los ojos bajos y la piel desnuda, 
y parece tan fácil entregarse,
despojarse, poner bajo sus plantas
el reino, los poderes y las armas,
el amor sobre todo, y esos últimos
retales que nos quedan de alegría.
A veces gana la tristeza; entonces,
qué lujo de matices su victoria,
qué fasto de sus grises y sus pardos
ocupándolo todo. 
Buenos días,
-he de decir-, tristeza, aquí me tienes.

miércoles, 18 de enero de 2017

Once consejos de García Márquez para la vida y el amor


Muchas veces, cuando leemos un libro o vemos alguna entrevista, el autor o el entrevistado sueltan alguna que otra frase que bien podrían ser dignas de un epitafio, a modo de resumen de lo que es la vida. Y Gabriel García Márquez, que vivió tan dignamente y aprendió tanto, fue diciendo y escribiendo todas las frases que a continuación comparto con ustedes.

Podemos tomarlas como consejos o, simplemente, observar cómo una persona fue capaz de expresar lo que muchos pensamos de una manera tan bella y poética, pues por alguna razón las comparto por aquí y no por Twitter, como si de ideas tan simples se tratasen. Ahí van:

Por cierto: yo me quedo con la número diez. ¿Y ustedes?


1. Sólo porque alguien no te ama como tú quieres, no significa que no te ama con todo su ser.

2. En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.

3. No pases el tiempo con alguien que no está dispuesto a pasarlo contigo.

4. Ninguna persona merece tus lágrimas y quien se las merezca, no te hará llorar.

5. Los amores se aceptan como son y por lo general no se piden explicaciones.

6. Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidarse es difícil para quien tiene corazón.

7. Creo que no hay mayor desgracia humana que la incapacidad para amar.

8. Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.

9. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para alguna persona tú eres el mundo.

10. No dejes de sonreír nunca; ni tan siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.

11. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

sábado, 14 de enero de 2017

Cultivando poesía (VIII)

¡Qué bien sienta la poesía! Poder decirlo todo, escondiendo verdades entre versos, haciendo magnánimo un sentimiento, noble un pensamiento; saber que a quien va dedicado el poema no sabe que va para él -o para ella-.

Esperemos que con este poema ella -o él- sí sepa que estos versos son todo suyos; los míos, de momento, me los voy guardando.


Mis ojos,
es decir,
estos ojos que te miran desde lejos,
no son sino el mar que te mira,
pero no te ve.

Yo,
es decir,
este que está de ti tan cerca,
no soy sino el rumor lejano
que suspira allá,
a lo lejos,
como queriendo llamarte,
pero sin decir tu nombre.

Tú,
es decir,
esta que está de mí tan cerca,
no eres sino el mar que me mira
y me ve,
que me oye
y escucha mi suspiro,
aun cuando en mi suspiro
no va escrito tu nombre.

viernes, 13 de enero de 2017

"Acuérdate de mí", de Lord Byron

(Lord Byron, por Richard Westall).

Recuerdo esas clases de Literatura en las que la profesora hablaba de Wagner, de Byron, de Frankeinstein. Recuerdo, gracias a esa misma profesora, cómo el Romanticismo llamaba mi atención desde el primer momento, con la pintura de Turner y los nocturnos de Chopin.

Ahora, algunos años después, he descubierto un poema de George Gordon Byron (1788-1824) que comparto aquí, con ustedes, teniendo en cuenta el propósito del blog. Ni que decir tiene que hay que leer la versión original, en inglés, pues aunque uno no entienda nada -empezando por mí mismo-, la musicalidad del poema no es la misma en una lengua que en otra.

Y a propósito: si les interesa el mundo del Romanticismo, he aquí un magnífico documental de TVE televisado hace algunos años.


Acuérdate de mí

Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando esté mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora,
brillando en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna…
ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuérdate de mí!… Cerca a mi tumba
no pases, no, sin regalarme tu plegaria;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que has olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que sobre mi tumba derrames tus lágrimas.


Poema original:


Remember me

Deep in my soul that tender secret dwells,
Lonely and lost to light for evermore,
Save when to thine my heart responsive swells,
Then trembles into silence as before

There, in its centre' a sepulchral lamp
Burns the slow flame, eternal, but unseen;
Which not the darkness of despair can damp,
Though vain its ray as it had never been.

Remember me-Oh! pass not thou my grave
Without one thought whose relics there recline
The only pang my bosom dare not brave
Must be to find forgetfulness in thine.

'My fondest, faintest, latest accents hear-
Grief for the dead not virtue can reprove;
Then give me all I ever ask'd-a tear,
The first-last-sole reward of so much love!


martes, 10 de enero de 2017

"Se equivocó la paloma", de Rafael Alberti


Me gustaría hacer una recopilación de los que son para mí los poemas más bonitos del mundo, pero hasta entonces, esa recopilación puede ir tomando forma día tras día, publicándose aquí de cuando en cuando.

Uno de esos poemas es, sin duda, ese inolvidable "Se equivocó la paloma", de Rafael Alberti, Generación del 27. Canción que, por cierto, musicalizó Serrat allá por 1969. Disfrútenlo.


Se equivocó la paloma

Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.

Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.

Que las estrellas eran rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.

(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)



domingo, 8 de enero de 2017

Carta de Beethoven a su "amada inmortal"


Beethoven, además de escribir esa inolvidable novena sinfonía, que muchos reconocerán por ser de vital impotancia en la obra de Kubrick, escribió alguna que otra carta a su "amada inmortal", que se cree podría ser Antonie Brentano, una coleccionista de arte, mecenas, hija de un diplomático austríaco y esposa de Franz Brentano, amigo íntimo de Beethoven.

Son varias las cartas que el compositor austríaco le escribió, pero aquí compartiremos una, no sea que cansemos mucho al lector.


“Buenos días, el 7 de julio.

Aunque estoy acostado, mis pensamientos van hacia a ti, mi Amada Inmortal, a veces alegres y otras esperando saber si el destino no oirá o no. Puedo vivir totalmente solo contigo o no viviré. Sí, estoy decidido a vagar tanto tiempo lejos de ti hasta que pueda volar a tus brazos y decir que me siento realmente sereno contigo.

Tú debes dominarte tanto más cuanto que conoces la fidelidad que te profeso. Nadie puede poseer jamás mi corazón, nunca, nunca. ¡Oh, Dios mío, por qué uno tiene que separarse del ser y sin embargo, mi vida en Viena es ahora muy desgraciada. Tu amor me convierte en el más feliz y al mismo tiempo en el más desgraciado. A mi edad necesito una vida tranquila y serena. […] Serénate, sólo mediante la tranquila consideración de nuestra existencia podremos realizar nuestro propósito de vivir unidos.

Ten calma, ámame, hoy, ayer, qué doloroso anhelo de ti, mi vida, mi todo. Adiós. ¡Oh, continúa amándome, nunca juzgues mal el más fiel corazón de tu amado!

Siempre tuyo, 
Siempre mía.
Siempre nuestro.

L.”

viernes, 6 de enero de 2017

Borges y el tiempo


Como muchos saben, Borges hizo del tiempo un personaje más en su obra. Es por eso que, de manera breve, ilustraremos esta idea con un poema suyo, perteneciente a Arte poética (2000), compilación de seis conferencias del autor sobre poesía en la Universidad de Harvard durante el curso 1967 - 1968.

Se trata de un poema sencillo, a pesar de la complejidad general en las letras de este genio argentino.

No se abran mucho la cabeza.


Mirar el río hecho de tiempo y agua 
y recordar que el tiempo es otro río, 
saber que nos perdemos como el río 
y que los rostros pasan como el agua. 

Sentir que la vigilia es otro sueño 
que sueña no soñar y que la muerte 
que teme nuestra carne es esa muerte 
de cada noche, que se llama sueño. 

Ver en el día o en el año un símbolo 
de los días del hombre y de sus años, 
convertir el ultraje de los años 
en una música, un rumor y un símbolo, 

ver en la muerte el sueño, en el ocaso 
un triste oro, tal es la poesía 
que es inmortal y pobre. La poesía 
vuelve como la aurora y el ocaso. 

A veces en las tardes una cara 
nos mira desde el fondo de un espejo; 
el arte debe ser como ese espejo 
que nos revela nuestra propia cara. 

Cuentan que Ulises, harto de prodigios, 
lloró de amor al divisar su Itaca 
verde y humilde. El arte es esa Itaca 
de verde eternidad, no de prodigios. 

También es como el río interminable 
que pasa y queda y es cristal de un mismo 
Heráclito inconstante, que es el mismo 
y es otro, como el río interminable.

martes, 3 de enero de 2017

Cultivando poesía (VII)

Mucho hace que no comparto letras de cosecha propia, sobre todo si tenemos en cuenta que este es un blog de divulgación; ¿y qué mejor que divulgar aquello que es propio de un servidor que lleva todo esto? Pues eso. Buenas noches e inspírense.


Poesía no son tus ojos
mirando el cielo infinito;
poesía es el cielo
que duerme en tus ojos
y despierta al mirar los míos.

Poesía no son tus manos
buscando la luna
para arroparlas en las noches frías;
poesía son tus manos
cogiendo las mías.

Poesía es el beso
que viene de tus labios
a dormir, eternamente,
a los míos.