jueves, 23 de febrero de 2017

Mario Benedetti



Cuando me dicen que la poesía es muy difícil de entender, que eso es solo para unos pocos afortunados, yo siempre doy el mismo nombre: Benedetti.

La poesía de Mario Benedetti siempre ha sido entendida por todos, sencilla, que no simple.

Así que hoy me gustaría compartir con todos vosotros un poema que lleva mucho tiempo rondándome la cabeza y que, además, puede ser escuchado por el propio autor (dejo el enlace más abajo), escucha que recomiendo sin tan siquiera leer el poema, aunque solo fuera por escuchar su encantador acento uruguayo. Claro que un acento como el suyo leyendo un arte como la poesía, puede llegar a ser adictivo.

No digan que no avisé.



La culpa es de uno

Quizá fue una hecatombe de esperanzas,
un derrumbe de algún modo previsto.
Ah, pero mi tristeza solo tuvo un sentido,
todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron.
Hasta aquí había hecho y rehecho
mis trayectos contigo,
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad,
pero vos encontraste la manera,
una manera tierna
y a la vez implacable
de deshauciar mi amor.

Con un solo pronóstico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible,
lo envolviste en nostalgias,
lo cargaste por cuadras y cuadras,
y despacito,
sin que el aire nocturno lo advirtiera,
ahí nomás lo dejaste
a solas con su suerte, que no es mucha.

Creo que tenés razón;
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos
ni del tiempo.
Hace mucho, muchísimo,
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable como vos,
mas no fue tierno.

Ahora estoy solo,
francamente solo,
siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado.
Antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno,
con los ojos bien secos
por si acaso,
miro cómo te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario