A veces nos olvidamos de que aún siguen surgiendo poetas, no importa cuál fuera la calidad de sus versos. Ahí están y es nuestro deber escucharles.
Uno de esos poetas olvidados es Josefa Parra, nacida en Jerez de la Frontera en 1965 y licenciada en Filología Hispánica. Se trata de una de las voces más importantes de la poesía femenina, sobre todo si tenemos en cuenta que varios poemas suyos han sido traducidos al portugués, al francés, al árabe, al ruso, al inglés y al alemán. Además, ha recibido diversos premios, como el Accésit del Premio de Poesía Luis Cernuda o el Premio Internacional de Poesía Loewe a la Creación Joven en 1995 por el libro Elogio a la mala yerba, entre otros.
Sin más, nos despedimos por hoy, no sin antes recordar que la poesía, como vemos, sigue y seguirá dando sus frutos.
Buenos días, tristeza
A veces llega la tristeza. Trae
las alas suaves de conformidades,
los ojos bajos y la piel desnuda,
y parece tan fácil entregarse,
despojarse, poner bajo sus plantas
el reino, los poderes y las armas,
el amor sobre todo, y esos últimos
retales que nos quedan de alegría.
A veces gana la tristeza; entonces,
qué lujo de matices su victoria,
qué fasto de sus grises y sus pardos
ocupándolo todo.
Buenos días,
-he de decir-, tristeza, aquí me tienes.
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